Un viento comienza en el oeste, soplando en las montañas y suspirando suavemente las llanuras e debajo, siguiendo los caminos tallados por los otrora poderosos ríos. Rachas de viento cruzan el océano, agitando la superficie hasta convertirla en una ola burbujeante y mortal que se estrella contra las costas de las cadenas de islas. A medida que la tormenta desencadena su furia, las tierras se inundan, se pierden barcos y vidas. Fluye sobre la tierra, sobrevolando ejércitos que batallan y campos cubiertos de sangre como un espectador elevado. Aúlla a través delos restos abandonados de una ciudad en ruinas por los terremotos y aldeas devastadas por inundaciones. El viento, que tan lejos ha viajado y tanto ha visto pasa prácticamente inadvertido por aquellos bajo la superficie de las aguas del mundo. Los ríos, los mares, los océanos y los lagos – estos son los dominios de los Neriticos, los hombres pez.
El Gran Kyron fue amigo de todas las bestias de la tierra, el aire y el mar. Cuando su lado oscuro ayudo a modificar las criaturasde la tierra y el cielo, el Herrero Oscuro se centro tambien su crueldad en las del mar. Magia espaltosa y poderes oscuros enturbiaron las aguas del mundo y hombre y bestia fueron fundidos en un dolor terrible. Cuando los perdidos fueron rescatados por Kyron el Valiente, los que pertenecian al mar huyeron a las oscuras profundidades de los oceanos, enviados lejos por su padre para que escaparan de la malvada maldicion de su hermano. Las criaturas que ya no pertenecian ni a la tierra ni al mar pero que eran una extraña amalgama de ambas, se escondiereon aterrorizadas, sin entender que les habia pasado, careciendo de guía.
A través de los siglos que siguieron, los hombres pez, lentamente, con cautela, surgieron de sus escondites submarinos y comenzaron a explorar su nuevo mundo e identidad. De las razas de la superficie, los hombres pez se identificaron más con los hombres bestia, sus compañeros de penalidades. Al igual que ellos, los hombres pez comenzaron a dividirse en tribus y clanes, a veces divididos por tipo, a veces divididos por necesidad. Ellos también observaron la Gran Cacería en los cielos mientras acechaba a su yo malvado a través de las estrellas durante noche y día. Pero los hombres pez sintieron los efectos de manera más agudizada según las mareas respondían a los dioses errantes.
Como ocurre con muchas razas, la influencia de los hombres pez en el mundo ha ido oscilando.
Son ferozmente territoriales, y se han enfrentado y enemistado con muchos habitantes de la tierra, sobre todo cuando su acuoso dominio es amenazado por las viles y sucias ciudades que se construyen en costas y ríos. Su relativo aislamiento les ha hecho un poco indiferentes a las tribulaciones y conflictos habituales de las otras razas, pero cuando su ira es provocada, pocos pueden interponerse en el camino de las hordas que surgen de las aguas oceánicas. Aún sienten en su corazón la llamada de proteger a la Madre mundo de la oscuridad de la que fueron rescatados, y es ésto más que ninguna otra cosa lo que les lleva a tomar las armas y aventurarse en tierra firme. Los neriticos más comunmente vistos en la superficie son las Náyades. Estas ágiles y gráciles guerreras son vistas a menudo luchando junto a los ejércitos de la propia Madre, y en raras ocasiones, con algunos reinos humanos lo bastante afortunados como para adquirir sus servicios.
En lo más profundo de mares y océanos, existen actualmente tres reinos, cada uno de ellos gobernados por un Señor o Gran Rey neritico. Los reinos surgieron con la inevitable ruptura de un imperio mayor precedente cuando la guerra de Invierno termino y el Mar Infante fue creado. Este catastrófico acontecimiento tuvo profundas consecuencias sobre y bajo la superficie. Los tres reinos puede que discutan y riñan entre ellos pero tienen una cierta unidad y juntos forman el Reino Tridente.
Los mayores aliados de los Neriticos son, predeciblemente, aquellos de entre las fuerzas de la naturaleza y los hombres bestia con los cuales comparten una historia común y empata. Los ejércitos de los hombres pez marcharan a la guerra cada vez que se sientan amenazados o la balanza natural del mundo esté en peligro. Los orcos en particular han aprendido a recelar del agua.
Cuando los vientos de la guerra soplan fuerte y barren la tierra, se agitan las aguas del mundo, y ojos nerviosos vigilan la marea creciente. ¿Quién sabe que emergerá de las profundidades?